de las primeras conversaciones con la psiconalista salieron las siguientes palabras:
descubrí que la vida no representa ningún desafío para mí.
Quiero escapar a la vida y al destino que se ha esperado que enfrente con la mayor de las sonrisas. Huir de la seguridad de tus brazos y una casa en alguna ciudad californiana. Qué me absuelvan de un futuro de justas medidas y se me perdone de no querer saber preparar aquel casserole dish por el cual tu madre se ha vuelto famosa en los suburbios.
El castigo: una vida predecible. Vivir sin existir. Ser un no lugar.
El crimen: No poder ser el cliché de la vida que quieres a mi lado.